Los orcos son malignos. Por naturaleza y en conjunto, son una especie que goza del sufrimiento ajeno, determinada a esclavizar a las Gentes, a devorarlas, cuya palabra no tiene valor, y para la que no existe nada sagrado. Son monstruos, en el sentido más tenebroso de la palabra. Han venido aquí a hacerte daño, y no hay nada que puedas hacer, o decir, para convencerles de lo contrario. No les interesan tus riquezas, ni tu fuerza, ni tu conocimiento. Para ellos no eres más que un pedazo de carne, un juguete que maltratar y mutilar, una bolsa de gritos esperando ser abierta en canal. Eso es lo que eres para un orco.
Aún peor, los orcos son tan inteligentes como los humanos. Son astutos y hábiles. Son hábiles artesanos cuando se trata de crear cosas con fines crueles, son capaces de hilar planes e idear complejas estrategias que se desarrollan a lo largo del tiempo. Pueden refrenar su sed de sangre en un momento dado, si ello sirve a sus intereses futuros. Por ejemplo, podrían capturar a un aventurero, y luego hacerle creer que ha logrado escapar para perseguirlo hasta su campamento y así atrapar a sus compañeros. Pueden imitar los gritos de auxilio de otro humano para atraer a sus presas, disfrazarse o incluso usar veneno en sus armas. Pueden decidir dejar vivir a una familia, pero quemar todos sus campos para verlos rogar y morir de hambre durante el invierno. Todo lo que un humano pueda hacer, también puede hacerlo un orco. Son como tú, como yo. Pero llenos de odio y sedientos de sangre. No hay nada redimible, o noble en un orco, no hay ningún rastro de bondad. Son el mal.
El orco dibujado por Jagoba Lekuona, sublime. |
Quizá lo más peligroso de los orcos sea su capacidad de liderar a otros Engendros y criaturas. Las Tinieblas los han señalado como sus favoritos no por casualidad. Los orcos incluso son capaces de infiltrarse en la sociedad humana, disfrazados, ocultos por conjuros o simplemente escondidos a los ojos de las Gentes en siniestras guaridas, y desde allí trabajan formando cultos y atrayendo adeptos, incluso gentiles. A menudo son estos orcos y sus cultos los que provocan los terribles brotes de la Plaga en una ciudad.
Como se puede ver, la amenaza de los orcos no debe ser ignorada, si siquiera tras la supuesta seguridad de los muros de una ciudad, y lo mejor es exterminarlos allí donde se les encuentre, sin piedad ni cuartel.
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Comentarios:
Un comentario en “De orcos y Gentes”
Deseando ver el resultado de vuestra bestialidad de trabajo. Nos vemos en las mesas.