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Las Tierras Salvajes

Las Tierras Salvajes son un territorio incivilizado, como su propio nombre indica, un lugar donde es fácil ocultarse o empezar de nuevo, y en cuyas tierras es sencillo encontrar tesoro, si uno no le tiene demasiado aprecio a su vida. Pareciera que los poderes de esa tierra conspirasen para mantenerla como está: salvaje e indómita.

Alkenburgo

Alkenburgo es la única ciudad en la región de las Tierras Salvajes, principal exportadora de armas de fuego y alquimia del mundo.

El pozo de Xaguxar, en la imagen, era un pozo considerado maldito porque de él emergían infestados con terrorífica regularidad, amenazando la salud de la ciudad toda. Algún encantamiento hacía imposible sellar el pozo, y así la ciudad permaneció aterrorizada por la maldición.

Tarjonia

Tarjonia, conocida también como las Repúblicas Tarjonas, no es un territorio homogéneo. En el norte es montañosa y salvaje, con clanes bárbaros y varios mur enanos. En el centro es un valle de tierras fértiles. Su frontera oriental es el Bosque del Muerto, origen de las más siniestras historias. Y  al oeste está la costa, accidentada y llena de fiordos, con sus aguas grises y tempestuosas dominadas por el dios Kerkren.

Hochburg

El centro de Tarjonia es un valle, y aquí Hochburg es la ciudad principal, una gran urbe construida alrededor de la catedral-castillo que es también el centro de la Iglesia de la Cruz. Aunque hay devotos de la Cruz por toda Era, los que pertenecen a la Iglesia de la Cruz en el norte son fanáticos en una cruzada contra el mal.

Giruzkar

Esta región norteña de los Reinos de Frontera cuenta con una historia propia y extrañas tradiciones. Los llamados irantzak, que en lengua gentil significa “elfos de la espina”, habían gobernado los bosques de Giruzkar desde que se tenía memoria, pero han quedado reducidos a un pueblo escaso y consumido por el odio y la ira, que acecha a viajeros incautos en los escasos bosques que aún pueden llamar suyos.

Orostir

En Giruzkar la única ciudad como tal es Orostir. Desde allí se divisan dos grandes islas, Tur Ukar y Tur Targa, que hace siglos acogieron a una cultura de la que ya no se recuerda nada. A día de hoy Tur Ukar es un nido de piratas y engendros. Tur Targa, por su parte, es una isla maldita en la que nadie en su sano juicio pondría un pie. Se dice que en alguna de sus muchas ensenadas viven las Brujas del Mar, unos demonios marinos que aterrorizan a los navegantes giruzkarinos.